23.12.11

¡Hic, hic....Hurra!...

Antes del esperado brindis navideño, vamos a adelantar algunas cuestiones de interés del juego.
El escenario es el de un mundo pleno de deporte, de afición pura. No habrá dinero ni apuestas, ni compra o venta de jugadores. Los equipos tiene el mismo potencial. Se diferencian en su estrategia: ofensiva, equilibrada o defensiva.
De acuerdo a esas pautas, los DT reciben un pizarrón donde se indican las posiciones de los jugadores, destacando sus talentos permanentes. En una propuesta de equilibrio habrá un defensor (o un arquero) excelente; un mediocampista y un delantero con las mismas posibilidades. No hay lesiones, reemplazos ni expulsiones: lo que ocurre es que cada puesto está cubierto por un talento dado (de acuerdo a la estrategia predefinida).
La dinámica del juego consiste en generar todas y cada una de las situaciones del juego, sucesivamente. A partir de una tabla de un centenar de números elegidos al azar y que es común a todos los partidos, cada futbolista, según su naturaleza, contará con diez alternativas de acción. El normal dispondrá de cinco favorables y otras tantas en contra, como se explicó anteriormente.
Uno de los DT elige una serie de diez dígitos en un orden indeterminado. Esa sucesión vale para los 22 deportistas, para las jugadas con pelota parada, los córners o los penales.
El desarrollo del encuentro se basa en la aplicación sucesiva de los elementos de la lista centenaria y su correspondencia con los diez seleccionados por aquel DT.
En el entretiempo, los DT pueden pasar a una estrategia diferente a la del comienzo.